Esta fotografía está tomada poco antes de su adiós definitivo, donde coincidimos en el Teatro Real, David, su pareja Pablo y la mía. Charlamos durante un rato y, después de preguntarle por su estado de salud y su proceso médico del que habló como «algo inevitable y natural», la única conclusión que saqué es que David estaba aún más enfermo de arte, de amor y de vida, que de cáncer.
Un artista, modisto y modesto, malagueño, que como si fuera un icono protagonista de la movida madrileña, revolucionó con su estilo la llamada «Pasarela Cibeles» a principios del siglo XXI. Un diseñador radical, de extrema sensibilidad y pasión por el arte que, con sus modelos desfilando con la cabeza tapada, se erigiría en «l’enfant terrible» de la moda española, en todo un provocador de emociones.
La exposición David Delfín se inauguro el pasado jueves 20 de febrero y podrá visitarse de forma gratuita hasta el 10 de mayo en la sala Canal de Isabel II de Madrid. La muestra retrospectiva posee «un transfondo de homenaje», como explica su comisario, Raúl Marina. «Por su gusto por la vanguardia, su transgresión y originalidad, por su valor». Pero no se realiza, confirma, con motivo del fallecimiento del diseñador y artista, que hará en el mes de junio, tres años.
David, nunca quiso «promocionar» ni ocultar su enfermedad y preguntado por ella declaró a la prensa «Me parece poco atractivo rendirse”. Y a nosotros, que desde siempre nos tiene muy atractivamente rendidos, no se nos puede pasar la ocasión de admirar su exposición.
Gracias, siempre, amigo David.